jueves, 6 de diciembre de 2007

EL ARREPENTIMIENTO COMO ÚNICA SALIDA

El Pastor César Castellanos nos enseña como el propósito de Satanás es esclavizar la gente con el pecado, más Cristo vino para deshacer todas las obras del diablo.

“Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas” (Génesis 19:17).
Abraham le dijo a su sobrino Lot que no podían estar juntos en el mismo lugar, que escogiera a qué lado se iría, para tomar él el rumbo opuesto, de tal manera que si Lot iba a la derecha, Abraham lo haría a la izquierda. La Biblia nos relata que Lot se dejó guiar por su vista física y miró hacia la llanura de Sodoma y Gomorra, la cual era tierra fértil, donde todo lo que se sembraba producía en gran manera. Lot vio la prosperidad abundante en esa región, se dejó atraer por las riquezas, encantar por el deseo de hacer mucho dinero e inclinó su corazón hacia allí sin pedir la dirección divina. Pero la tierra de Sodoma y Gomorra era una tierra bajo el juicio de Dios, porque la gente se había entregado al materialismo.
Había en aquel lugar abundancia de dinero, pero también abundancia de pecado. La promiscuidad sexual era lo más común, y el espíritu de homosexualismo se había arraigado con fuerza, al punto que cuando llegaba un hombre, todos los homosexuales estaban al acecho. En ese entonces, el único hombre justo en esa tierra era Lot. Él era consciente de la maldad que predominaba en su entorno y se preocupó cuando supo que había dos hombres en la plaza, fue hasta allí y les ofreció hospedaje en su casa. Éstos eran dos ángeles que tenían forma humana, y habían llegado para destruir aquellas ciudades, pero Lot no lo sabía. Dice la Biblia que cuando estaban sentados, listos para cenar, todos los hombres de la ciudad, desde el más pequeño hasta el más grande rodearon la casa de Lot y le dijeron: “Saca a estos hombres que metiste en tu casa, porque queremos tener relaciones con ellos”. Lot se intranquilizó porque tenía la costumbre de proteger por encima de todo la vida de cualquier persona hospedada en su casa, e hizo una de las cosas más absurdas que cualquier persona podría haber hecho, salió y les dijo: “Tengo dos hijas que no han conocido varón; hagan con ellas lo que quieran”. Mas a estos hombres eso no les interesaba, y dijeron: “Tú eres un extranjero y te haremos ahora más daño a ti que a ellos”. Quisieron entrar para hacerles daño, sin embargo los ángeles los hirieron con ceguera; y la Biblia relata que aún ciegos, buscaban la casa para atrapar a los huéspedes de Lot. Luego, los ángeles le contaron a Lot porqué habían sido enviados por Dios, y le advirtieron que debía huir con su familia hacia al monte y no mirar tras de él, para no perecer.
El arrepentimiento debe ser inmediato
La orden que dieron los ángeles fue: “Escapa”, y este era un mandato de Dios para huir de la corrupción de este mundo. Si usted ya salió de una vida de pecado, escape, no vuelva a mirar atrás, no permita los mismos deseos de antes, no añore lo que usted hacía. Cada vez que mira hacia atrás, retrocede todo lo que ha avanzado. Satanás quiere atraparlo a través de la mirada; que vuelva a contemplar las cosas que antes hacía. El único propósito de Satanás es destruirlo totalmente. Él sabe que si logra
quitar de usted la santidad, lo destruye. Salomón dijo: “El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño” (Proverbios 22:3). Dios había extendido Su misericordia a la familia de Lot por causa de Abraham; más ellos tenían que ser diligentes y actuar de una manera rápida para que el juicio no les alcanzara.

EL AREPENTIMIENTO ES NO VOLVER A MIRAR ATRÁS
El mandato de los ángeles fue: “No mires tras ti”. Si ya salió del mundo, no vuelva a mirar lo que dejó atrás. Si antes practicaba la fornicación, el adulterio, la impureza sexual, y Dios lo liberó de todo eso, no vuelva otra vez a codiciar lo que antes hacía, no vaya a ser que perezca.
Cuando los ángeles le dijeron a Lot que no mirara tras él, le estaban enseñando que la mirada debe ser controlada por el Espíritu de Dios. La Escritura nos enseña a no desviar nuestra mirada ni a derecha ni a izquierda, teniendo los ojos puestos en Jesús (Hebreos 12:2).

DETERMÍNESE SÓLO A AVANZAR
Piense en todo lo que el Señor ha hecho en su vida y de dónde lo ha sacado. Satanás suele aprovechar un disgusto familiar, una diferencia con el cónyuge o cualquier otra situación para que los hombres miren atrás; más usted no debe hacer eso. Él querrá que vuelva a los malos negocios, a las trampas, a la mentira, al engaño, a su antigua vida; pero el mandato del Señor es: “No mires tras de ti”.
Pablo dijo: “Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, trasgresor me hago” (Gálatas 2:18). Si usted destruyó los altares pecaminosos, no los vuelva a edificar. Si abandonó la vida de pecado, no vuelva a desearla en su corazón. En estos últimos días, el enemigo ha desatado su torrente de maldad con inmundicias, y algunos incautos han sido atrapados, cayendo en la trampa. Más usted huya al monte de Dios, al monte de Salvación y esperanza que es Jesucristo. Él es la Roca firme y eterna en la cual debemos refugiarnos. Todo aquel que haya huido al monte, Dios lo guardará porque hay protección en Él y en Su Palabra.
Dios quiere levantar un ejército de hombres y mujeres que sean radicales, que le den la espalda al pecado, para que el adversario no tome ninguna ventaja sobre ellos. El propósito de Satanás es esclavizar la gente con el pecado, más Cristo vino para deshacer todas sus obras. Usted puede permanecer firme, levantarse en autoridad contra el enemigo, destruir las ataduras de maldad y declararse completamente libre para la Gloria de Jesús.

VIVA EN ARREPENTIMIENTO
No hay otra manera de escapar, si no es a través del arrepentimiento. El arrepentimiento es sentir un dolor profundo por haber ofendido a Dios, es llorar los pecados que cometimos. Cuando hay un genuino arrepentimiento, hay lágrimas, hay dolor, hay confesión, hay renuncia, y un pacto de no volver a atrás, es deshacerse enteramente de la vida pecaminosa, es entender que ese pecado lo separó completamente de Dios, y que por ello, todas las bendiciones que Dios tenía para usted se detuvieron. Dios quiere prosperarnos económica, familiar, física y espiritualmente, pero el pecado le ata las manos a Dios; porque aunque Él quiera bendecirnos, los argumentos se levantan en nuestra contra. Más el arrepentimiento, los cancela a todos y trae nuevamente la presencia de Dios a nuestra vida.

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